En el mercado de la compraventa de viviendas, uno de los factores que más inquietud genera entre los compradores es la aparición de grietas, desniveles en el suelo o puertas que dejan de cerrar correctamente. Estas señales suelen estar relacionadas con el asentamiento del terreno, una circunstancia que, lejos de ser excepcional, afecta a un número significativo de edificios, especialmente aquellos con cierta antigüedad o ubicados en suelos arcillosos o rellenos mal compactados.
La primera reacción ante una vivienda con signos de asentamiento suele ser descartar la operación. Sin embargo, los expertos inmobiliarios coinciden en que este tipo de inmuebles no siempre deben rechazarse de forma automática. La clave está en conocer el alcance real del problema, las soluciones técnicas disponibles y, sobre todo, el coste que supone corregirlo antes de cerrar la compraventa.







